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viernes, 31 de diciembre de 2010

CLARA Y LA PENUMBRA

Una de las funciones de la literatura es la de crear universos que nos entretengan, nos maravillen, nos lleven más allá de nuestras cotidianas e individuales fantasías e inercias mentales. Sin lugar a duda es lo que ha conseguido conmigo la novela "Clara y la penumbra de José Carlos Somoza". Me vi metida en un mundo en principio sorprendente, después inquietante, pasando por periodos de incredulidad y hasta de pavor, pero la habilidad del escritor consigue crear un cosmos donde todo al final es lógico y necesario, los deseos, las relaciones, los comportamientos de sus personajes, después de aceptar las premisas básicas sobre las que está creado.

El autor toma como tema de su ficción el arte. El arte posee muchas de las características y los valores que le reconocemos, como la expresión de la belleza, la concepción de convertir en inmortal sus productos y el mercado que por todo ello resulta. Pero lo que le hace especial en la novela son sus elementos, son seres humanos los que se convierten en esos productos, dando lugar al Hiperdramatismo. Son seres humanos que abandonan no sólo sus ropas, sus necesidades fisiológicas y psicológicas, todo lo que les hace humanos, para convertirse en verdaderos instrumentos en manos del artista. Los artistas pintan, esculpen y modelan sus pensamientos, sus anhelos sobre unos cuerpos que pasan a ser considerados exclusivamente lienzos. Las personas se forman y preparan para ser buenos objetos de arte, los que no consigan las condiciones para llegar a ser cuadros, tienen una segunda oportunidad y se podrán convertir en adornos, mesas, sillas o lámparas de artesanía, para ser utilizados, disfrutados, comprados, vendidos y alquilados.

Espero que con estos pocos párrafos haya suscitado la curiosidad y el interés por leer esta obra. Yo he disfrutado con ella, y me ha hecho reflexionar sobre cuestiones que existen en nuestra realidad, y que llegamos a aceptar y justificar sólo por asumir determinados principios, olvidando que la dignidad humana nunca podría quedar en segundo lugar, fuese lo que fuese aquello que ocupase el primero. Por eso estoy muy de acuerdo con unas reflexiones que el autor hace en una nota final, que dice:

"En arte se ha hecho de todo. La imaginación de un novelista jamás podría competir con los infinitos caminos y vías de experimentación que puede hallar el lector a poco que se asome al fantástico universo del arte contemporáneo. Pese a ello, el hiperdramatismo no existe, aunque varias tendencias como el bod~ art utilizan el cuerpo humano como base principal para sus obras. Los art-shocks, el arte «manchado», los animarts, la artesanía humana, etc. son también nombres ficticios, si bien los encuentros y acciones son términos conocidos para todos los aficionados al arte moderno. El negocio de comprar y vender seres humanos pintados no constituye, hasta la fecha, un fenómeno común. Ignoro si la situación cambiará en el futuro pero tiendo a pensar que si alguien descubre cómo ganar dinero con ello, no serán las consideraciones morales las que impidan que tal mercado humano se desarrolle con idéntica o mayor espectacularidad que en mi novela".

1 comentario:

Shorby dijo...

Uno de mis libros -y escritores- favoritos, me gusta releerlo de vez en cuando ^^

Al principio me costó cogerle un poco el hilo, pero después lo ventilé, del tirón.
Me gustó todo, la historia, los personajes, el suspense que crea durante toda la narración, el arte del que habla... simplemente genial =)

De los libros que más he recomendado.