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miércoles, 16 de junio de 2010

Una corrida de toros vista por un abolicionista de la tauromaquia

Esta vez os quiero recomendar encarecidamente la lectura de un artículo: Una tarde en Las Ventas. La visión de un veterinario abolicionista de la tauromaquia

Su autor es José Enrique Zaldívar Laguía, fundador y miembro de AVAT: ASociación de Veterinarios para la Abolición de la Tauromaquia. Después de llevar un tiempo como activista de esta causa, acude por primera vez, y seguramente como última, a una plaza de toros para ver en vivo y en directo una corrida de toros. Sin escatimar comentarios que dejan patente la crueldad de los humanos y el sufrimiento del animal, pero sin regodearse tampoco en excesivos detalles, ofrece información sobre todo lo que rodea y mantiene esta vergüenza que algunos quieren seguir llamando fiesta nacional: los negocios que la mantienen, publicidad incluida, los gestos clasistas que marcan toda la parafernalia que algunos llaman espectáculo para darle rimbombancia, el alcohol y la agresividad que tienen que exhibir los que asisten al acto para encarar la fiesta, etc. Genial este párrafo dedicado al público:

"Son muchas las expresiones que llegaron a mis oídos durante las dos horas que estuve en el tendido, pero me resultó llamativo observar que un torero puede pasar de héroe a villano en pocos segundos, o lo que es lo mismo, pasar de ser ¡maestro! a ser un ¡inútil! o un ¡cobarde!. El presidente de la plaza puede pasar de ser un ¡hijo puta! a ser aplaudido cuando accede a sus peticiones sobre los cambios de tercio o el otorgamiento de premios; los banderilleros y picadores pueden pasar de ser silbados e increpados, especialmente estos últimos (¡picador qué malo eres!, ¡carnicero!), a ser alabados y aplaudidos. A los pobres toros también les toca los suyo, en función de como se desenvuelvan durante la lidia, pero bueno, decirle a un bóvido: ¡perro!, ¡mierda de toro!, ¡vaca!, ¡deshecho!... pues como que al animal le da lo mismo. Durante la tarde, dos toros fueron aplaudidos en el arrastre, precisamente aquellos que hicieron lo que se esperaba de ellos y a los que el torero francés cortó una oreja para salir por la puerta grande".

El fin de AVAT es hacer llegar a los ciudadanos, sean aficionados, indiferentes, o antitaurinos, lo que le supone a nivel físico y psíquico la lidia al animal que en ella es protagonista, el toro. Llevan años explicando que lejos de poder parecer lo contrario, al toro se le somete a una actividad para la que no está preparado, que se le infringen graves daños físicos, y que lejos de su hábitat natural, la corrida le envuelve en una situación de miedo y de inseguridad contra la que es evidente que el animal opta por defenderse.

He leído en el blog de José Enrique Zaldívar que un 80% de los españoles no estamos de acuerdo con la celebración de las corridas de toros, y que un 97% nunca ha estado en una plaza, ¿por qué se mantiene entonces todo esto? ¿por anacronismo o simple apego a la tradición? ¿o quizá más para mantener el negocio de unos cuantos a costa de tanta barbarie?

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